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A las 6 y pico

DES-APARECIDOS

DES-APARECIDOS dios te ampare
o mejor
dios te reviente.
M.B.


Se hizo noche. Una oscuridad imperturbable tiñó el día. Los amaneceres grises vestían el azul del cielo. Las flores fueron perdieron su color, los árboles pintaron sus troncos de blanco, las hojas caídas no volvieron a brotar con la primavera. El invierno se hizo perenne. Un silencio que dolía envolvía el crepúsculo. Las calles quedaban vacías. Solo el dolor y el miedo deambulaban libremente.
Yo no sé nada. No lo conozco. No sé quién es. No tengo idea de lo que me habla.
Angustia, miedo, tormento, suplicio.
Gritos arrancados desde las entrañas. Quejidos agudos que quiebran la mudez de la madrugada. Cuerpos rotos, violados, despedazados. Las paredes hablaban lo que las bocas callaban.
Diez años de mutismo, de olvido exigido, de ceguera obligada. Los sentidos fueron privados de su libertad. No se puede tocar. No se puede oír. No se puede hablar. No se puede.
Familias fragmentadas. Amigos desvanecidos. Preguntas sin respuesta.

Las largas botas negras vestían el asfalto. Cabezas gachas, espaldas curvadas, sonrisas desdibujadas, miradas de temor se entrecruzaban en las esquinas.
No me mires. No me hables.

“y usted preguntará por qué cantamos...
cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota”


M.

2 comentarios

Rigel -

Pues sí, se nota que se lo ha currado.
Saludos.

Cerro -

Vale, no te miro y no te hablo, pero te escribo que me ha encantado este relato sorprendente. Un abrazo.